Autor:
Pedro A. Gómez Ruzzo
Podemos
creer en el karma y estar equivocados; podemos creer en el diablo y
estar equivocados; podemos creer en el destino y estar equivocado,
podemos creer en la brujería y estar equivocados, podemos creer en
la mala suerte y estar equivocado. Pero en lo que debemos estar
ciertos es que cualquiera de nosotros puede enfrentarse a situaciones
difíciles a lo largo de nuestras vidas.
Independientemente
del porqué nos tocan estas situaciones difíciles (bien sea por
predestinación o por castigo), Dios aún está presente en ellas y
lo hace a través de su misericordia.
Primero
debemos mantener siempre en nuestro corazón que Dios nos ama con
locura y que jamás nos abandona. Pero ese Amor de Dios no siempre se
manifiesta eximiéndonos de situaciones difíciles; ya que algunas de
ellas parecen importantes que las atravesemos; y solo Él sabrá
porqué.
Lo
que si podemos asumir con total seguridad, es que aún en estas
situaciones complicadas Dios espera que aprendamos algo.
Por
lo tanto, si nos centramos en el aquí y en el ahora de cualquier
situación complicada; podemos dejar atrás temporalmente el origen
de la misma; y simplemente la asumiremos con la misericordia de Dios.
La
misericordia de Dios me gusta pensarla como esa actitud de Dios que
me da la oportunidad de sacar algún provecho espiritual de las
situaciones difíciles que me tocan vivir; a pesar de que estén allí
por mi propia culpa.
Ese
provecho espiritual que puedo obtener si enfrento correctamente una
situación, puede ir desde fortalecer
mi espíritu
(para seguir enfrentando situaciones similares); hasta salir
purificado
y liberarme de situaciones futuras similares.
El
fortalecerme espiritualmente es complicado, ya que requiere de una
consciencia espiritual más alerta sobre mi realidad; pero la
purificación sí está al alcance de todos.
Alguien
santo tuvo que haber dicho algunas vez: “Dios nos purifica a través
de las situaciones difíciles; y es dicha purificación la que
acelerará nuestro reencuentro con Él”.
Aquí
es cuando mucha gente se asusta: “¿es decir, que si me purifico
estaré acelerando mi muerte?”
No.
Cualquiera de nosotros puede acelerar su propia muerte y no estar ni
remotamente purificado. Dios no condiciona nuestra muerte a la
purificación; pero la purificación sí puede condicionar a nuestra
vida.
Cuando
nos vamos purificando podemos seguir viviendo, pero cada ve más
cerca de Dios. Y una de las formas de sentir esa purificación es
como una pequeña semilla de paz espiritual (interior) que va
creciendo y consolidándose poco a poco.
La
forma de purificarme
La
pregunta ahora es: ¿cómo enfrento entonces a las situaciones
difíciles para aprovecharlas y purificarme?
Las
respuestas las tienen la fe religiosa que profesemos (es necesario
hacerlo); pero puedo dar una aproximación general: “podemos
purificarnos en las situaciones difíciles que enfrentamos, si las
asumimos con la fuerza de nuestro espíritu”
Pero
aún así queda confuso lo de “la fuerza de nuestro espíritu”.
La siguiente pregunta podría ser: ¿cómo se manifiesta la fortaleza
de mi espíritu?
Veamos
ejemplos con frases prácticas que a lo mejor aclaran lo que puede
significar las fortalezas de nuestro espíritu. Cuando enfrentemos
situaciones difíciles, podremos probar algunos de estos argumentos:
- Reforzar nuestra humildad espiritual y entender que dicha situación la necesitamos pasar y por esa razón Dios la permite, aunque no podamos ni imaginar sus razones.
- Atajar nuestros sentimientos difíciles ante lo que estamos pasando. Eso trae mucha ganancia espiritual.
- Asumir que la situación nos está dando la oportunidad para actuar correctamente y/o ayudar a alguien.
- Ver a la situación como una lección de vida espiritual y buscar qué debemos aprender de ella.
- Asumir que esa situación está dentro de un plan mayor que Dios tiene para mí y para los míos; y por tanto, si la asumo correctamente, habrá un bien también mayor que ni siquiera puedo imaginar.
- Ver a la situación como temporal (en el peor de los casos al morir desaparecerá). Ninguna situación difícil va a trascender a nuestra existencia terrenal.
- Conscientizar que a pesar del sufrimiento actual producido por la situación, Dios no nos abandona y mantiene nuestra fe y nuestro espíritu firmes; todo esto sin dejar de trabajar por superarla o aprender a sobrellevarla.
Puede
haber seguramente muchos más argumentos; pero observemos que en el
trasfondo de cada uno de ellos tenemos la certeza de que Dios tiene
el control. Esto es una de las cosas más importantes que puede
darnos purificación ante las situaciones difíciles que enfrentamos;
y es la práctica básica de asumir lo que nos sucede como “la
voluntad de Dios”.
Y
por supuesto, ninguno de estos argumentos pretende dejarnos pasivos
ante la situación. Muy por el contrario, nuestra
acción espiritualmente correcta ante cada situación es lo que va a
permitir que esos argumentos anteriores rindan los frutos de
purificación que esperamos.
Fíjense
que por un momento nos olvidamos de si somos los responsables de la
situación difícil, u otro fue el culpable, o el karma, o el diablo,
o el mismo Dios. La idea es asumirla con una consciencia espiritual y
eso nos purificará, gracias a la misericordia de Dios.
¡Biblia,
biblia!
Aquí
dejo una de las muchas referencias bíblicas de esta enseñanza:
Eclesiástico 2:5-7
Traducción
en lenguaje actual (TLA)
5
El oro se purifica con fuego, y nosotros, con el sufrimiento.
6
Si corrigen su conducta y ponen su confianza en Dios,
él les brindará su
ayuda.
7
Si obedecen a Dios, deben también confiar en su amor
y hacer siempre lo
bueno; de lo contrario, fracasarán.
“Sin
importar de dónde venga el fuego, si ponemos nuestra confianza en
Dios saldremos purificados como el oro más fino.” (PAGR)
Dios
les bendiga siempre.
Namasté
Pedro
A. Gómez Ruzzo.
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original:
19 de febrero del 2015
http://cartelesmaestros.blogspot.com/
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Palabras-claves:
purificación, situaciones
difíciles, karma, Dios, Eclesiástico,
confianza
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