Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
Si
bien el tema del karma no es aceptado por algunas religiones occidentales, este
ha terminado siendo un concepto cotidiano muy extendido en todo el mundo.
En
este escrito no voy a argumentar las consideraciones kármicas subyacentes que
sí hay en todas las religiones, aunque estas lo nieguen. Solo voy a utilizar el
tema popular del karma y trataré de dar explicaciones que al fin de cuentas
llevarán al lector a ser más consciente espiritualmente; e incluso a acercarse
a su práctica religiosa y a respetar los consejos de la misma, sea la religión
que sea.
.
Debo
acotar además, que si bien en algunas explicaciones sobre el karma no podré ser
académicamente correcto, lo haré tanto para simplificar y mejorar la comprensión
hacia el público en general, así como para brindar reflexiones aplicables a
cualquier religión.
Comencemos.
La
mayoría de las personas han escuchado el tema del karma; y asumen que un
“karma” (como una fuerza, como una energía, como un castigo) puede condicionar
las cosas que le pasan en la vida.
Pueden
ser cosas pequeñas o grandes; pero cuando resulta inexplicable el porqué sucede
algo, siempre se puede decir que “eso viene de un karma”.
Esto
no es descabellado, porque el concepto del karma viene a ser el de una Ley
Universal (Ley de Acción y Reacción o Ley de Causa y Efecto) que efectivamente
interviene en la construcción de nuestra realidad.
Las
personas más serias entienden, además, que el karma depende de lo que ellas
“hagan”; y por lo tanto comienzan a
cuidar sus acciones. La idea suele ser no acumular “karma negativo” para que la
vida “no lo utilice en su contra”
Si
bien este enfoque del karma como castigo o como retaliación de la vida (del
destino o de Dios) no es el correcto, por ahora lo podemos dejar así.
Limpiar y no ensuciar
Pero resulta que muchas veces nos
suceden cosas difíciles, por mucho que nos cuidemos, por muchas buenas obras
que hagamos y por muy limpio que logremos tener nuestro corazón.
Entonces el asunto no es únicamente
que nos cuidemos de “no ensuciarnos”, kármicamente hablando; sino que también
debemos considerar que traemos karmas de otros momentos de nuestra vida donde
posiblemente no sabíamos que debíamos ser tan cuidadosos en nuestras acciones.
En este caso, cobra vigencia el
concepto de “limpiar” lo que traemos de nuestro pasado.
Cuando se trata del karma, tenemos
que estar conscientes de que no solo debemos tratar de no ensuciarnos, sino que
de vez en cuando vamos a tener que limpiar nuestras cosas pasadas. Nadie está
exento de momentos difíciles (“todos somos pecadores”).
Ahora, la forma de limpiar nuestro
karma es un tema gigante; pero lo puedo resumir en una frase sencilla: “limpiamos
nuestro karma con mucho esfuerzo personal pero siempre sujetos a enseñanzas
espirituales y a práctica religiosa”.
Sí, aunque esto último sobre la
práctica religiosa no le guste a la gente, debo recordar que la expresión vivencial
de cualquier enseñanza sagrada está representada en las prácticas religiosas; y
si adoptamos un comportamiento y un estilo de vida coherente con ellas,
tendremos la forma tanto de limpiar karma como de no ensuciarnos más.
Pero no caigamos en los argumentos
fáciles para evadir nuestra responsabilidad, culpando a las religiones de
atrocidades que miembros poco dignos haya podido cometer. Si en una cesta de
higos encuentras muchos hijos podridos, no por eso vas a decir que comer higos
es malo.
En última instancia, hay otras
cestas de higos; busca una que sea válida y que te parezca mejor; y
come.
Pero suponiendo que alguien
entienda todo esto y se tome la tarea de vida de “limpiar su karma y de no
ensuciar más”, aún la cosa no acaba allí.
El contagio kármico
Más allá de los conceptos simplistas pero suficientes que he planteado en
los párrafos anteriores; el proceso de “contagio kármico” es tal vez lo más
importante; no por su peso, sino por lo peligroso de su desconocimiento. Este
concepto lo he explicado en infinidad de escritos y charla; pero aun así
requiere este apartado especial.
Para que se plantee un karma, debe
existir interacción entre dos seres espirituales en camino de evolución (seres
kármicos).
Esta interacción no es necesaria
que sea ni directa ni personal; incluso ni siquiera las acciones son
necesarias. Sino que resulta suficiente que una persona despierte en la otra un
sentimiento o una emoción.
Si bien el karma se asocia a la Ley
de Acción y Reacción, lo que crea realmente el karma es el sentimiento o la
emoción que genera una acción cualquiera.
Una persona puede no conocer personalmente
a otra (solo por televisión, por ejemplo), y aun así plantearse un karma entre
ellas.
Esto parece totalmente loco, pero
debemos recordar que el karma no es un proceso únicamente humano, sino que se
da también entre de almas. Las almas de dos personas pueden interactuar sin las
restricciones de espacio, tiempo o interacción física que nuestra humanidad sí
requiere.
Cuando un karma se crea entre dos
personas, no solo se crea una energía que capitalizamos; sino que además se
establece lo que se suele llamar un “lazo kármico” entre ellas. Es por esta conexión por donde
fluye (y se comparte) la energía del karma.
La energía de un karma generado,
puede dejar de fluir o se puede limpiar; pero el lazo kármico se mantiene. Las
condiciones para que esta conexión se disuelva entre las dos personas, responde
a otros procesos que escapan a este escrito. Vale por ahora recordar que nos
conectamos kármicamente con las personas con las cuales creamos karmas.
Pero planteo de una vez el problema
de fondo relacionado a los karmas negativos. Cuando interactuamos con otra
persona (aun que sea de forma indirecta e impersonal) y esta interacción genera
un sentimiento difícil (por ejemplo), nos unimos kármicamente a ella (a través
de un lazo kármico) y por ese lazo kármico no solo va a fluir el karma del
problema que tuvimos, sino que nos contagiamos de todo el karma que esa persona
pueda tener.
Pero el karma es siempre
bidireccional. Si se genera un lazo kármico entre dos personas, ambas van a
terminar contagiándose del karma de la otra. Todo lazo kármico es
bidireccional.
Es como unir dos tanques de agua
(karma) a través de un tubo. Un tanque puede tener agua de mejor calidad que el
otro, pero al poco tiempo de conectados, ambos tanques tendrán la misma calidad
de agua.
¿Se comienza a comprender lo que puede
pasar? Cuando nos unimos kármicamente con otra persona debido una molestia
emocional, no solo vamos a compartir el karma que se generó en ese momento (sea
quien sea que haya tenido la culpa); sino que quedaremos unidos por un conducto
por el que comenzará a fluir los karmas del pasado y los venideros. Pero
continúo para peor. Nos contagiamos kármicamente.
Este concepto de contagio kármico
aún se puede evitar conscientemente, tratando de cuidar que nuestras relaciones
humanas sean “limpias” para no formar karmas ni lazos kármicos. Pero aún no es
suficiente.
Formas adicionales de contagio kármico
Un impase emocional no es lo único
que crea lazos kármicos; y por lo tanto no es lo único que permite que nos
contagiemos con el karma del otro. Hay actitudes y acciones de vida que si bien
parecen inocuas, son kármicamente activos:
1-
Las
relaciones sexuales. Tener un
encuentro sexual con otra persona, establece un lazo kármico entre los dos y
por allí se comparte el karma del uno al otro. De aquí lo importante de escoger
bien con quien se tiene sexo; ya que al acabar, no te llevarás solo la
satisfacción, sino todo el karma de la otra persona. ¿Se comienza a entender lo
importante de no ser promiscuo? Uno termina unido kármicamente con todas las
parejas sexuales que hemos tenido y por lo tanto compartiendo sus karmas.
Pero no solo el karma compartido, sino que el lazo kármico establecido perdura muchísimo más allá del encuentro sexual; y aunque las personas no se vuelvan a ver; las acciones kármicamente desafortunadas que haga uno, le afectarán directamente al otro; sin tener la oportunidad de trabajarlo juntos. ¿Se comienza a entender porqué las religiones invitan a limitar las relaciones sexuales dentro de un compromiso de vida matrimonial?
Pero no solo el karma compartido, sino que el lazo kármico establecido perdura muchísimo más allá del encuentro sexual; y aunque las personas no se vuelvan a ver; las acciones kármicamente desafortunadas que haga uno, le afectarán directamente al otro; sin tener la oportunidad de trabajarlo juntos. ¿Se comienza a entender porqué las religiones invitan a limitar las relaciones sexuales dentro de un compromiso de vida matrimonial?
2-
El rencor,
el resentimiento, la rabia o el odio hacia alguien. Tener un sentimiento negativo hacia otra persona,
automáticamente establece un laza kármico entre las dos; y a través de esta
conexión fluye todo el karma hacia la otra persona y viceversa. ¿Imagínate
tener resentimiento u odio hacia una persona que haya hecho mucho daño (y por
ende tiene mucho karma negativo)? Todo el karma negativo de esa persona será
totalmente tuyo. ¿Se comienza a entender lo importante de amar a los enemigos?
3-
El afecto,
el fanatismo, la idolatría o la afinidad fuerte hacia otra persona. Cuando admiras o idolatras a alguien, se establece de
forma inmediata un karma lazo kármico muy fuerte; y a través de esta conexión
vas a comenzar a tener todo el karma de ese alguien. ¿Te imaginas si idolatras
a un líder que muchos odian? Pues tendrás el karma de ese líder en ti, que además
será al suma del karma de todos los que le odian; por muy bueno que sea ese
líder. ¿Se comienza a entender ahora lo peligroso que es la idolatría? ¿Se
comienza a entender también lo importante de amar a Dios antes que a nadie y
sobre todas las cosas? Dios no tiene karma.
4-
El simple
incumplimiento de las normas de convivencia social, grupal y humana en general. Lo explico con un ejemplo. Cuando una persona, aun sin
darse cuenta, cruza una calle fuera del rallado o lejos de las esquinas y eso
molesta a un conductor, automáticamente entre ella y el conductor se
establecerá un lazo kármico (por la sola molestia del conductor), Desde ese
mismo instante, el ingenuo peatón tendrá de inmediato el karma del conductor,
que esperemos que no lleve una vida kármica; ya que el lazo se mantendrá y
salpicará al peatón en cada desatino kármico que siga haciendo el conductor por
el resto de su vida; aunque más nunca se vean. Y de igual forma sucede a la
inversa, del peatón al conductor. ¿Se comienza a entender lo importante de
hacer lo correcto, aunque sean cosas simples y que parezcan no afectar a nadie?
Acabo de señalar cinco formas de
contagio kármico que con mucha seguridad no eran conocidas pero que pueden
desgraciarnos la vida tanto a nosotros como a nuestros hijos y a nuestros
nietos (recuerden además que el karma se “hereda”). Y cuando con el tiempo nos
comienzan a suceder cosas difíciles, lo primero que pensamos es: “¿Por qué a mi
Dios mío?”
Por ahora lo dejo hasta aquí. Esto
no cubre ni una mínima fracción de lo que deberíamos saber sobre el karma y de
la forma como tratar con este.
Quedaría satisfecho si lo expuesto aquí
nos alertara a ver la vida de forma menos cerrada y consideráramos que buscar a
Dios a través de una espiritualidad
comprometida por el esfuerzo propio y una práctica religiosa bien llevada, es
lo único que nos puede salvar.
Lamentablemente no hay mascarillas,
ni guantes, ni preservativos, ni trajes especiales para evitar el contagio
kármico. Solo un estilo de vida espiritualmente correcto puede ayudarnos.
Ojos abiertos; ¡Karma a la vista!
Dios te bendiga.
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna
Ki, Reiki Mineral
Original: día 54 A.S. (23feb2016)
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@EvolConsc @pagr777
Palabras-claves karma, espiritualidad, religión, lazos
kármicos, contagio
Namaste Maestro,
ResponderEliminarGracia por este nuevo escrito que nos invita a revisar nuestra manera de comportarnos y de llevar adelante la cotidianidad y las relaciones que establecemos con las demás personas.
Namaste
AQ
Maestro namasté. Que articulo... todo lo que ignoraba... gracias
ResponderEliminarMaestro namasté. Que articulo... todo lo que ignoraba... gracias
ResponderEliminarNamasté Maestro. Gracias por haber escrito este artículo tan claro, tan práctico, tan útil para que nos podamos dar cuenta de la consecuencia de cada una de nuestras acciones. Más claro no canta un gallo. Ojalá lo comencemos a entender, y a poner en práctica
ResponderEliminarExcelente artículo maestro. Nos enseña la importancia del karma, cómo evitarlo e ir limpiando con nuestras acciones. Namaste 🙏
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