Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
Comienzo
con una definición oficial:
“La Cuaresma es el tiempo litúrgico de
conversión, que marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la
Pascua. Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar algo de
nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.
La Cuaresma dura 40 días; comienza el
Miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves
Santo. A lo largo de este tiempo, sobre todo en la liturgia del domingo,
hacemos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de verdaderos creyentes que
debemos vivir como hijos de Dios.
...
La práctica de la Cuaresma data desde
el siglo IV, cuando se da la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y
de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la
abstinencia. Conservada con bastante vigor, al menos en un principio, en las
iglesias de oriente, la práctica penitencial de la Cuaresma ha sido cada vez
más aligerada en occidente, pero debe observarse un espíritu penitencial y de
conversión.”
(Recuperado
09feb2016 de la
Agencia
Católica de Informaciones
https://www.aciprensa.com/fiestas/cuaresma/cuaresma.htm
“¿Qué es
la Cuaresma?”)
Esta
definición está clara, lingüísticamente hablando; pero para los católicos de a
pie; no parece tener significado práctico:
- Se habla de tiempo de conversión; y cualquiera diría: “ya yo soy católico”;
- Se habla de arrepentimiento de nuestros pecados; y cualquiera diría: “¿eso no se hace en la confesión?;
- Se habla de cambiar algo de nosotros para ser mejores; y cualquiera diría: “pero si ya lo estoy haciendo bien”;
- Se habla de recuperar el ritmo y estilo de verdaderos creyentes; y cualquiera diría: “pero ya yo creo; y mucho”;
- Se habla de práctica penitencial; y cualquiera diría; “bien, yo no comeré carne los viernes”.
Y
así pudiéramos analizar otras definiciones y seguir inutilizando la cuaresma;
porque pareciera que para muchos no tiene mucho sentido.
Explicación operativa
Comenzaré
desde el principio; y me tomaré la licencia de completar las explicaciones
desde el punto de vista místico-espiritual.
Antes que nada, he de decir que el
período de cuaresma es realmente importante para todo cristiano, no solo
para los católicos.
El tiempo de cuaresma corresponde a
los cuarenta (40) días que anteceden a la crucifixión de Nuestro Señor
Jesucristo; y este hecho es uno de los más importantes para todo cristiano.
Fue en su muerte, la cual Nuestro
Señor aceptó voluntariamente, donde acatando la voluntad del Padre Jesús demostraría
que todo lo que Él enseñó efectivamente sirve para llegar al Cielo.
Muchos que “se dicen cristianos”
ven en la muerte de Jesús un acto de injusticia humana; y no recuerdan (ni
parece interesarles saber) que el mismo Jesucristo nunca se opuso a que lo apresaran
y lo crucificaran.
Esta aceptación pasiva de este
destino, tal como si fuera un cordero, fue lo que nos permitiría la entrada al
Cielo con nuestro buen comportamiento como cristianos. Las referencias bíblicas
son innumerables; queda del lector leerlas.
Ante este acto sublime que
impactó el espíritu de cada cristiano,
es lógico que se requiera de alguna preparación.
Honrar lo más importante
Si volvemos a la crucifixión,
debemos ver el trasfondo de la misma. En dicho acto, Jesús el Cristo había
decidido honrar a Dios Padre a través de su propio espíritu; en detrimento
incluso de su vida humana.
El mismo Jesús tuvo momentos de
preparación y momentos de flaqueza, para que su espíritu fuera el que
protagonizara. Una de las últimas narraciones es en el Monte de los Olivos
(Getsemaní); donde la humanidad de Jesús reconoce que el momento que le venía
iba a ser muy duro, e incluso hubiera deseado que el Padre se lo quitara; pero
termina imponiéndose su espíritu y aceptando así la voluntad de Dios:
Lucas
22:41-42
Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)
41 Y se
apartó de ellos como a un tiro de piedra, y poniéndose de rodillas, oraba, 42
diciendo: “Padre, si es Tu voluntad, aparta de Mí esta copa; pero no se haga Mi
voluntad, sino la Tuya.”
Y no fue esta ni la primera vez ni la última donde Jesús
debería honrar lo más importante: su espíritu en comunión con el Padre, en vez
de su humanidad. Como un
solo ejemplo más, recordemos la frase célebre y categórica de Jesús:
Juan 18:36
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
36
Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo,
mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi
reino no es de aquí.
Y entonces, en este tiempo de
cuaresma, esto es lo que precisamente se nos pide de preparación a los
cristianos: que pasemos estos cuarenta días honrando más nuestra parte
espiritual y por lo tanto nuestro compromiso con Dios, que nuestra parte
humana/carnal.
Carnal vs. Espiritual
Pero el gran problema suele ser la
corta o ingenua interpretación (para no decir poco seria) de las escrituras o
lineamientos espirituales/religiosos.
El sacrificio de cuaresma muchas
veces se limita (de forma infantil) al un mero sacrificio nutricional: no comer
carne, por lo menos los días viernes de la cuaresma.
Con esto, juramos que vamos a
llegar al Cielo.
La práctica de restringir la
ingesta de carne tiene un trasfondo de “demostrarnos que podemos supeditar
(negarnos) el deseo personal de este alimento, gracias a una ordenanza
religiosa”. Si no comemos carne, entonces estamos demostrándonos que es más
importante nuestra práctica religiosa a nuestras ganas de comer carne. Esto
está bien; suponiendo que nos guste comer carne y que tengamos para comprarla.
Bien pudiera no ser carne; porque
en realidad la idea de la cuaresma es que “gane nuestro compromiso espiritual
antes que nuestras ganas terrenales”.
¿Qué tal si fuera el dulce? ¿Qué
tal si fueran las bebidas alcohólicas? ¿Qué tal si fuera el cigarrillo? ¿Qué
tal si fueran las salidas nocturnas con los amigos? ¿Qué tal si fueran los
chocolates?
Cualquier cosa sería válida; cuanto
más esfuerzo nos cueste, mejor. Porque lo carnal no se refiere a “la carne” (ni
tampoco al sexo bien llevado), sino a nuestros deseos y complacencias como
seres humanos/terrenales/carnales. Estos deseos y complacencias terrenales o
carnales nada tienen que ver con ese nosotros espiritual que debemos
honrar para así aceptar el sacrificio que hizo Nuestro Señor Jesucristo.
Hacer este esfuerzo, nos forja el
“carácter espiritual”.
¿Pero acaso lo “carnal” se limita a
los gustos y al disfrute? Pues no.
A la hora de honrar al espíritu, nosotros
tenemos obligaciones que cumplir. Cumpliendo dichas obligaciones espirituales,
pues honramos al espíritu; inclusive sobre nuestra propia humanidad.
La siguiente pregunta es ruda y
siempre me resulta incómoda de hacer. ¿Sabemos acaso, como cristianos, lo que Dios Padre espera que
nosotros cumplamos desde nuestro espíritu? Hablo con respecto a actitudes de
vida.
Los más versados responderían “los
diez mandamientos”; pero un cristiano verdadero sabe que lo que debe cumplir
está señalado por el mismo Jesús (no por Moisés) en “El Sermón del Monte”. Por
favor, revisar, leer, reflexionar e interiorizar el Evangelio según Mateo capítulos 5, 6 y 7.
Es en este Sermón del Monte, donde
Jesús le da los lineamientos de vida espiritual a sus discípulos; y apegándonos
a esta forma de vida, estaremos honrando al Padre con nuestro espíritu.
Allí se dicen cosas que se pudieran
resumir como:
- sé compasivo y no te enojes con los demás (Mateo 5:22);
- reconcíliate con las personas que tengan algo en contra de ti (Mateo 5:24);
- mantén una conducta sexual correcta (Mateo 5:28);
- no te expongas a situaciones o personas que te puedan desviar de estos preceptos, de cumplirle a Dios (Mateo 5:30-31);
- aunque te sientas ofendido por alguien, mantén tu corazón limpio hacia esa persona (Mateo 5:39 - “pon la otra mejilla”)
- al que sientas como enemigo, no le respondas desde la rabia (Mateo 5:44 - “ama a tus enemigos”);
- no busques justicia por tu propia mano (Mateo 6:1);
- no alardees de las cosas buenas que haces en el nombre de Dios (Mateo 6:2-4);
- ora a Dios Padre desde tu corazón, no con palabras vanas y “convenientes” (Mateo 6:6);
- muéstrale a la gente lo bien que te va honrando a Dios (Mateo 6:16);
- no te afanes por los logros humanos (ni físicos, ni mentales, ni emocionales, ni de bienestar perecedero) sino que esfuérzate por tu espíritu (Mateo 6:19-21);
- deja de ver “el mal” en todas partes (Mateo 6:22-23);
- nunca creas que obteniendo logros terrenales estarás cumpliendo con Dios (Mateo 6:24);
- centra tu esfuerzo en cumplir con Dios (en estos lineamientos) desde la confianza de que todo te irá bien (Mateo 6:26-34);
- no juzgues a los demás, antes revísate tú mismo y ve lo que debes mejorar (Mateo 7:1-6);
- confía prioritariamente en Dios, no en tus capacidades humanas (Mateo 7:7-12);
- permanece atento, ya que lo espiritualmente correcto siempre cuesta mucho esfuerzo personal; nada fácil es espiritual (Mateo 7:13-14);
- asegúrate de desarrollar el discernimiento espiritual para no dejarte engañar, ni te dejes confundir con promesas y logros que no tiene nada de espiritual (Mateo 7:15-20)
¿Conocías todo esto? ¿Te esfuerzas
en esto? Imagino que si, ya que eres cristiano, ¿cierto?
Cuando honramos estos lineamientos, dados por el mismo
Jesucristo; estamos haciendo el sacrificio de cuaresma; mucho más importante
que dejar de comer carne.
Muchas veces, el comportamiento
descrito aquí no parece “humanamente posible”; y es totalmente cierto. Siendo
humanos/carnales/terrenales nunca podremos ser cristianos; debemos ser
espirituales en vez de carnales. “Únicamente desde nuestro espíritu manifiesto,
podemos comportarnos como verdaderos cristianos.” (PAGR)
Comenzamos ahora a entender qué
significa ser carnal versus ser
espiritual. Comportarnos como seres
espirituales, dejando de lado nuestras actitudes humanas/carnales; es lo que se
nos pide de sacrificio en cuaresma.
¿Y la ceniza?
Pues toda la cuaresma comienza el Miércoles de Ceniza; donde todos vamos
corriendo a misa para que nos ponga una cruz de ceniza en la frente. De allí salimos
orgullosos, con la sensación de haber
cumplido. ¿Cumplido con qué?
Con la imposición de la ceniza no
se cumple con nada. Muy por el contrario, el dejarse colocar las cenizas no
es un cumplir, sino un comprometerse a
cumplir, durante los siguientes cuarenta días, a honrar nuestro compromiso
espiritual antes que nuestras ganas terrenales.
La ceniza en la frente (o en la
cabeza) viene de otras doctrinas y religiones más antiguas que la cristiana; y
el significado es el mismo. La ceniza representa lo “poca cosa que es
nuestra terrenalidad”.
Cuando se nos coloca la ceniza en
la frente y se nos dice “recuerda que
eres polvo y en polvo has a volver” se nos está haciendo un llamado de
atención a esa parte humana nuestra que se preocupa por las cosas terrenales -
logros o pesares; todos estos terminarán siendo “nada”, “ceniza”.
Cuando recibimos la ceniza en la
frente y entendemos este mensaje correctamente; no podemos más que dedicarnos
en los siguientes cuarenta días a vivir bajo los lineamientos espirituales; procurando
entonces logros en nuestro espíritu que son los que no mueren nunca, que nunca
caducan, que son eternos y que nos llevarán a la Vida Eterna.
Este documento pretendía ser corto;
pero ¿para qué ser tacaño con Dios?
Dios Padre permita que les
aproveche; y cuando estén recibiendo las cenizas en este comienzo de cuaresma;
recuerden que se están comprometiendo con el mismo Jesús el Cristo, para que su
sacrificio no caiga en saco roto.
Dios les bendiga siempre.
Namasté
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna
Ki, Reiki Mineral
Original: día 40 A.S. (‘9feb2016)
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Palabras-claves cuaresma, miércoles, ceniza, sermón, monte,
cristianos, Jesús, Cristo, sacrificio, crucifixión,
Gracias Maestro por su dedicación y sus enseñanzas. Esforzarnos por vivir como verdaderos cristianos es lo que debería importarnos. Namaste
ResponderEliminarDios le bendiga por todo lo que hace. Una reflexión obligatoria: qué diferentes fueran las cosas si instruyeran a la gente a comprometerse con Cristo de corazón, mente, pensamiento y acción. Su amor por nosotros así lo demanda...
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