Autor:
Pedro A. Gómez Ruzzo
Dentro
de nuestra fe cristiana (y si revisamos otras doctrinas nos damos
cuenta de que no nació en el cristianismo); existe una fenomenología
que les sucede a ciertas personas ligadas a la divinidad. Esta
fenomenología comprende el dejar esta realidad física, no solo con
su alma (como sucede en la muerte común), sino también con su
cuerpo físico.
Se
dice que nuestro Señor Jesús “ascendió (en cuerpo y alma)” al
cielo; y como dogma religioso (Papa Pío XII, la Bula
Munificentissimus
Deus,
del 1-XI-1950), a nuestra Virgen María le sucedió lo mismo (fue
Asunta al Cielo).
La
diferencia entre Ascender y ser Asunta, es que en esta última, es
Dios el que decide conceder la entrada al Cielo en cuerpo y alma por
los dones de la persona; mientras que la Ascensión lo realizó Jesús
por méritos propios. Disculpen la ligereza de la explicación y a lo
mejor lo incompleto.
Cuando
se habla de que el cuerpo físico sube al Cielo, se maneja a veces la
figura de “cuerpo glorioso”, y otras veces aparece la noción de
la incorruptibilidad de dichos cuerpos.
Cuando
se mezclan términos como Cielo y la incorruptibilidad del cuerpo
físico, no puedo dejar de remontarme a la creencias egipcias, miles
de años antes del cristianismo. En esta cultura (como en otras) el
cuerpo físico no debía corromperse, para asegurar una buena vida en
la morada de los dioses. Pero no les distraigo.
Además
de estas dos figuras divinas de Jesús y María, algunos estudiosos
particulares refieren que a Enoc (en el Génesis) y a Elías, les
pudo haber pasado algo similar; ya que de repente desaparecieron y se
asume que fueron llevados al Cielo, incluyendo a sus cuerpos físicos.
Yo
acepto que esta idea sea parte de nuestros dogmas de fe; ya que se
debe aceptar sin entender claramente qué significa o cómo se
cumple. Pero ante la idea de que las iglesias deberían atraer cada
vez a más personas; hay que afrontar el hecho de que aferrarse a
dogmas como este, ha cerrado el círculo y han creado grupos cada vez
más exclusivos y cerrados, donde no se puede entrar o de donde se
prefiera salir.
A
veces yo me pregunto si los dogmas se deben aceptar como ciertos,
porque de verdad no se sabe la explicación; o porque no se quieren
aceptar verdades básicas que los explicarían, con el afán de
defender posturas separatistas.
El
negarse verdades compartidas con otras religiones, simplemente para
no dar el brazo a torcer, deja sin basamento a enseñanzas
importantes; y es entonces cuando se deben aceptar los dogmas con los
ojos cerrados.
En
un escrito anterior, hablé de la resurrección y la reencarnación
desde el punto de vista de un cristiano de a pie (no como un
cristiano que idolatra más a las instituciones que al propio
Cristo). Y este escrito me trajo críticas e insultos de algunos
cristianos institucionales.
Traigo
a colación ese escrito, porque si entendiéramos los conceptos de
resurrección y reencarnación (como es lo normal en muchas otras
religiones hermanas), el hecho de ascender en “cuerpo y alma”
sería aceptado de forma clara y automática; y no fuera necesario
ponerlo como dogma de fe.
Resumo:
- Resurrección: entrada de nuestra alma al Cielo luego de una vida digna dedicada a Dios y habiendo cultivado aquí en la tierra todos los dones necesarios. “Nos ganamos el Cielo aquí en la tierra”. Entonces, una vez que llegamos a la presencia del Padre, estaremos en Vida Eterna con Él; por eso no tenemos que volver a nacer y por lo tanto no tendremos que morir: no moriremos jamás; le habremos ganado a la muerte.
- Reencarnación: son los ciclos que debemos transitar antes de resucitar (poder llegar a la resurrección). La reencarnación implica que nuestra alma, aún no tan pura como para entrar en la presencia del Padre, se somete a múltiples nacimientos y muertes en cuerpo físico. En cada nacimiento físico, la dedicación y el esfuerzo por llegar a Dios nos va purificando; hasta que llegamos a romper dicho ciclo de muertes y nacimientos físico sucesivos y entonces sí resucitamos. Una vez resucitados y en presencia de Dios no volvemos a nacer, porque Viviremos Eternamente con Él.
Cada
vez que lo explico estos dos conceptos me pregunto dónde está el
problema para un cristiano en entender y creer en esto; me pregunto
por qué me insultan tanto. Esta idea de reencarnar varias veces
hasta resucitar, no le resta absolutamente nada a las enseñanzas de
nuestro Señor Jesús. El único problema que puedo asumir es que si
el cristianismo institucional lo acepta, se comenzaría a parecer aún
más al hinduismo o al budismo; y a lo mejor sentiría que pierde
protagonismo. Pero no, no debe ser eso.
Volviendo
al tema del escrito, el hecho de ir al Cielo en “cuerpo y alma”
se debe entender primero como algo metafórico; me refiero a lo
referente al cuerpo físico. De no ser una metáfora, el Cielo
debería ser un lugar físico para poder alojar a los cuerpos físicos
que lleguen allí; y entonces saldrían las personas que dicen que
Dios es un extraterrestre y el Cielo es una nave nodriza; y esto es
más complicado aún de aceptar que la misma reencarnación y la
resurrección. Ustedes eligen: ¿lo dejamos como una metáfora o con
extraterrestres?
Yo
me quedo con una metáfora, porque está demostrado que ellas
permiten trasmitir enseñanzas espirituales de forma atemporal.
Así
que cuando al morir se dice metafóricamente que no solo el alma se
va al Cielo, sino que también el cuerpo; se hace una referencia
clara de que el cuerpo se va también porque no lo va a necesitar más
aquí en la tierra; porque ya no va a volver. Eureka, “resucitó”.
¿Pero
ascender en cuerpo y alma es un “resucitar” igual al que todos
pretendemos? No. En la Santa Biblia también se habla, por ejemplo,
que los muertos (santos) salieron de sus sepulcros y resucitaron
cuando murió Jesús (Mateo
27:52 .- “y los sepulcros se abrieron, y los cuerpos de muchos
santos que habían dormido resucitaron;”).
En este caso se habla solo de resucitar, no de ascender en cuerpo y
alma.
La
diferencia está en el “dormir” de los que habían muerto. El
“estar dormido” es un estadio intermedio entre la vida terrenal y
la vida eterna. Y por eso, al resucitar, “despertamos a la vida
eterna”.
En
el caso de ascender en cuerpo y alma, no parecer haber ese estado
intermedio; sino que desde nuestro plano terrenal, se pasa directo al
Cielo; se resucita directo. Esa parece ser la única diferencia
operativa.
Por
otro lado; la creencia mística de la incorruptibilidad del cuerpo,
refiere a que un alma que no está preparada para llegar al Padre,
tiene mucho apego a su cuerpo físico. Por lo tanto, lo que
corresponde al morir es que su cuerpo físico se corrompa, para que
ella decida nacer en otro cuerpo nuevo y útil, que le permita volver
a intentar llegar a Dios.
Si
un alma no está lista para llegar a la presencia de Dios; la noción
de su parte física no se irá con ella ya que tendrá que utilizarla
una y otra vez hasta que pueda mudarse completamente y sin retorno
(en “cuerpo y alma”) con PapáDios. Allí sí se lleva todo.
Dios
les siga bendiciendo.
Namasté
Pedro
A. Gómez Ruzzo.
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original:
18 de enero del 2015
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Palabras-claves:
resurreccion, reencarnación, asunta, asunción, ascender, Jesús,
María, virgen, cuerpo, alma, Dios, Cielo
Hola...
ResponderEliminarO sea, que por decirlo así... entre ascender y ser Asunta o ASUNTO, es más adecuado o mejor ser el último.....
Más claro y sencillo no pudo ser explicado ese tema de Resurrección y Reencarnación. y se escucha tan bonito….aunque yo prefirió el primero. Ja, ja, ja.
Pero me surgió una duda: ¿CUÁL ES EL SENTIDO DE LA VIDA? ¿A QUÉ O PARA QUE VENIMOS AL MUNDO? Será como dice usted en el tema de reencarnación: para llegar purificados a donde PAPA DIOS…
¿POR QUÉ LA INMENSA MAYORÍA LE TEMEMOS MIEDO A LA MUERTE? ¿Por qué Parace que hablar de la muerte es llamarla? Aunque mi caso creo que pasa lo que usted dijo sobre la incorruptibilidad del cuerpo. Será ese miedo a dejar los seres queridos?( supe de una médium que veo por cable que nuestros seres queridos siempre están con nosotros, nos cuidan y nos esperan a la hora que dejamos el plano físico) Será por ignorancia como decía el hermano Jesús? o será por qué nos dicen tanto que vamos para el cielo o el infierno y ya, nada de intermedio o de trabajar en el más allá?
Aunque yo Cuando hago meditaciones guiadas o autohipnosis o hago el Santo Rosario.(últimamente he estado en esto, muy seguido) Siento una paz, una serenidad, una calma, una ausencia de problemas; en un mundo o una imaginación preciosa, maravillosa que no quiero ni despertar sino seguir y seguir y seguir y me digo ya…? Y me pregunto que si esto es morir es maravilloso…. y a veces me mantengo en esa lucha....
Saludos,
No creo que se pueda decir que una es mejor que otra, an ambas se llega al Padre.
EliminarSi, llegar a PapáDios es el sentido de la vida.
El miedo a la muerte existe, porque no se tiene una consciencia clara de que somos seres espirituales. Creemos que somos esto que vemos terrenal y pensamos que al morir acabamos.
Cuidado, cuando nuestros seres queridos difuntos están a nuestro alrededor y no acompañan, es porque no pueden descansar en paz; ESO NO ES NORMAL ni deseable.
Que nos pueden esperar al morirnos?, si para algunos es posible.
No, cuando se realizan estas técnicas que nombras, lo maravilloso es que la mente se apaga. No es parecido a morir.
Al morir, además de apagarse la mente entramos en plano astral; y creeme que puede ser literalmente el infierno si no nos hemos dedicado a cultivar en vida a nuestro espíritu.