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domingo, 18 de enero de 2015

En cuerpo y alma

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
Dentro de nuestra fe cristiana (y si revisamos otras doctrinas nos damos cuenta de que no nació en el cristianismo); existe una fenomenología que les sucede a ciertas personas ligadas a la divinidad. Esta fenomenología comprende el dejar esta realidad física, no solo con su alma (como sucede en la muerte común), sino también con su cuerpo físico.
Se dice que nuestro Señor Jesús “ascendió (en cuerpo y alma)” al cielo; y como dogma religioso (Papa Pío XII, la Bula Munificentissimus Deus, del 1-XI-1950), a nuestra Virgen María le sucedió lo mismo (fue Asunta al Cielo).
La diferencia entre Ascender y ser Asunta, es que en esta última, es Dios el que decide conceder la entrada al Cielo en cuerpo y alma por los dones de la persona; mientras que la Ascensión lo realizó Jesús por méritos propios. Disculpen la ligereza de la explicación y a lo mejor lo incompleto.
Cuando se habla de que el cuerpo físico sube al Cielo, se maneja a veces la figura de “cuerpo glorioso”, y otras veces aparece la noción de la incorruptibilidad de dichos cuerpos.
Cuando se mezclan términos como Cielo y la incorruptibilidad del cuerpo físico, no puedo dejar de remontarme a la creencias egipcias, miles de años antes del cristianismo. En esta cultura (como en otras) el cuerpo físico no debía corromperse, para asegurar una buena vida en la morada de los dioses. Pero no les distraigo.
Además de estas dos figuras divinas de Jesús y María, algunos estudiosos particulares refieren que a Enoc (en el Génesis) y a Elías, les pudo haber pasado algo similar; ya que de repente desaparecieron y se asume que fueron llevados al Cielo, incluyendo a sus cuerpos físicos.
Yo acepto que esta idea sea parte de nuestros dogmas de fe; ya que se debe aceptar sin entender claramente qué significa o cómo se cumple. Pero ante la idea de que las iglesias deberían atraer cada vez a más personas; hay que afrontar el hecho de que aferrarse a dogmas como este, ha cerrado el círculo y han creado grupos cada vez más exclusivos y cerrados, donde no se puede entrar o de donde se prefiera salir.
A veces yo me pregunto si los dogmas se deben aceptar como ciertos, porque de verdad no se sabe la explicación; o porque no se quieren aceptar verdades básicas que los explicarían, con el afán de defender posturas separatistas.
El negarse verdades compartidas con otras religiones, simplemente para no dar el brazo a torcer, deja sin basamento a enseñanzas importantes; y es entonces cuando se deben aceptar los dogmas con los ojos cerrados.
En un escrito anterior, hablé de la resurrección y la reencarnación desde el punto de vista de un cristiano de a pie (no como un cristiano que idolatra más a las instituciones que al propio Cristo). Y este escrito me trajo críticas e insultos de algunos cristianos institucionales.
Traigo a colación ese escrito, porque si entendiéramos los conceptos de resurrección y reencarnación (como es lo normal en muchas otras religiones hermanas), el hecho de ascender en “cuerpo y alma” sería aceptado de forma clara y automática; y no fuera necesario ponerlo como dogma de fe.
Resumo:
  • Resurrección: entrada de nuestra alma al Cielo luego de una vida digna dedicada a Dios y habiendo cultivado aquí en la tierra todos los dones necesarios. “Nos ganamos el Cielo aquí en la tierra”. Entonces, una vez que llegamos a la presencia del Padre, estaremos en Vida Eterna con Él; por eso no tenemos que volver a nacer y por lo tanto no tendremos que morir: no moriremos jamás; le habremos ganado a la muerte.
  • Reencarnación: son los ciclos que debemos transitar antes de resucitar (poder llegar a la resurrección). La reencarnación implica que nuestra alma, aún no tan pura como para entrar en la presencia del Padre, se somete a múltiples nacimientos y muertes en cuerpo físico. En cada nacimiento físico, la dedicación y el esfuerzo por llegar a Dios nos va purificando; hasta que llegamos a romper dicho ciclo de muertes y nacimientos físico sucesivos y entonces sí resucitamos. Una vez resucitados y en presencia de Dios no volvemos a nacer, porque Viviremos Eternamente con Él.
Cada vez que lo explico estos dos conceptos me pregunto dónde está el problema para un cristiano en entender y creer en esto; me pregunto por qué me insultan tanto. Esta idea de reencarnar varias veces hasta resucitar, no le resta absolutamente nada a las enseñanzas de nuestro Señor Jesús. El único problema que puedo asumir es que si el cristianismo institucional lo acepta, se comenzaría a parecer aún más al hinduismo o al budismo; y a lo mejor sentiría que pierde protagonismo. Pero no, no debe ser eso.
Volviendo al tema del escrito, el hecho de ir al Cielo en “cuerpo y alma” se debe entender primero como algo metafórico; me refiero a lo referente al cuerpo físico. De no ser una metáfora, el Cielo debería ser un lugar físico para poder alojar a los cuerpos físicos que lleguen allí; y entonces saldrían las personas que dicen que Dios es un extraterrestre y el Cielo es una nave nodriza; y esto es más complicado aún de aceptar que la misma reencarnación y la resurrección. Ustedes eligen: ¿lo dejamos como una metáfora o con extraterrestres?
Yo me quedo con una metáfora, porque está demostrado que ellas permiten trasmitir enseñanzas espirituales de forma atemporal.
Así que cuando al morir se dice metafóricamente que no solo el alma se va al Cielo, sino que también el cuerpo; se hace una referencia clara de que el cuerpo se va también porque no lo va a necesitar más aquí en la tierra; porque ya no va a volver. Eureka, “resucitó”.
¿Pero ascender en cuerpo y alma es un “resucitar” igual al que todos pretendemos? No. En la Santa Biblia también se habla, por ejemplo, que los muertos (santos) salieron de sus sepulcros y resucitaron cuando murió Jesús (Mateo 27:52 .- “y los sepulcros se abrieron, y los cuerpos de muchos santos que habían dormido resucitaron;”). En este caso se habla solo de resucitar, no de ascender en cuerpo y alma.
La diferencia está en el “dormir” de los que habían muerto. El “estar dormido” es un estadio intermedio entre la vida terrenal y la vida eterna. Y por eso, al resucitar, “despertamos a la vida eterna”.
En el caso de ascender en cuerpo y alma, no parecer haber ese estado intermedio; sino que desde nuestro plano terrenal, se pasa directo al Cielo; se resucita directo. Esa parece ser la única diferencia operativa.
Por otro lado; la creencia mística de la incorruptibilidad del cuerpo, refiere a que un alma que no está preparada para llegar al Padre, tiene mucho apego a su cuerpo físico. Por lo tanto, lo que corresponde al morir es que su cuerpo físico se corrompa, para que ella decida nacer en otro cuerpo nuevo y útil, que le permita volver a intentar llegar a Dios.
Si un alma no está lista para llegar a la presencia de Dios; la noción de su parte física no se irá con ella ya que tendrá que utilizarla una y otra vez hasta que pueda mudarse completamente y sin retorno (en “cuerpo y alma”) con PapáDios. Allí sí se lleva todo.
Dios les siga bendiciendo.
Namasté
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original: 18 de enero del 2015
Twitters: @SanaCristica @eReiki @EvolConsc @pagr777 @AdamaConsc
Palabras-claves: resurreccion, reencarnación, asunta, asunción, ascender, Jesús, María, virgen, cuerpo, alma, Dios, Cielo

2 comentarios:

  1. Hola...

    O sea, que por decirlo así... entre ascender y ser Asunta o ASUNTO, es más adecuado o mejor ser el último.....

    Más claro y sencillo no pudo ser explicado ese tema de Resurrección y Reencarnación. y se escucha tan bonito….aunque yo prefirió el primero. Ja, ja, ja.

    Pero me surgió una duda: ¿CUÁL ES EL SENTIDO DE LA VIDA? ¿A QUÉ O PARA QUE VENIMOS AL MUNDO? Será como dice usted en el tema de reencarnación: para llegar purificados a donde PAPA DIOS…
    ¿POR QUÉ LA INMENSA MAYORÍA LE TEMEMOS MIEDO A LA MUERTE? ¿Por qué Parace que hablar de la muerte es llamarla? Aunque mi caso creo que pasa lo que usted dijo sobre la incorruptibilidad del cuerpo. Será ese miedo a dejar los seres queridos?( supe de una médium que veo por cable que nuestros seres queridos siempre están con nosotros, nos cuidan y nos esperan a la hora que dejamos el plano físico) Será por ignorancia como decía el hermano Jesús? o será por qué nos dicen tanto que vamos para el cielo o el infierno y ya, nada de intermedio o de trabajar en el más allá?
    Aunque yo Cuando hago meditaciones guiadas o autohipnosis o hago el Santo Rosario.(últimamente he estado en esto, muy seguido) Siento una paz, una serenidad, una calma, una ausencia de problemas; en un mundo o una imaginación preciosa, maravillosa que no quiero ni despertar sino seguir y seguir y seguir y me digo ya…? Y me pregunto que si esto es morir es maravilloso…. y a veces me mantengo en esa lucha....

    Saludos,

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    Respuestas
    1. No creo que se pueda decir que una es mejor que otra, an ambas se llega al Padre.
      Si, llegar a PapáDios es el sentido de la vida.
      El miedo a la muerte existe, porque no se tiene una consciencia clara de que somos seres espirituales. Creemos que somos esto que vemos terrenal y pensamos que al morir acabamos.
      Cuidado, cuando nuestros seres queridos difuntos están a nuestro alrededor y no acompañan, es porque no pueden descansar en paz; ESO NO ES NORMAL ni deseable.
      Que nos pueden esperar al morirnos?, si para algunos es posible.
      No, cuando se realizan estas técnicas que nombras, lo maravilloso es que la mente se apaga. No es parecido a morir.
      Al morir, además de apagarse la mente entramos en plano astral; y creeme que puede ser literalmente el infierno si no nos hemos dedicado a cultivar en vida a nuestro espíritu.

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